Photo credits: Ricardo Moraes (Reuters)

[BigDataSur-COVID] Argentina-Brasil: La resignificación del uso de la tecnología en épocas de pandemia

In a world in constant evolution, Latin America is probably the region where the COVID-19 pandemic has most changed the way we communicate as a society, and technology is at the core of this change. This post reviews the cases of Argentina and Brazil as examples to illustrate how the use of technology can create different scenarios of resistance and alterity.

 

by Julián Cordoba Pivotto

 

La situación del COVID-19 ha cambiado la manera de comunicarnos como sociedad. No importa en qué país y situación nos encontremos, algo ha cambiado para cada uno de nosotros a partir de las consecuencias de esta pandemia y uno de los factores principales y más presentes en este cambio es el uso de la tecnología. Gracias a ella, entonces, es posible prolongar y continuar con ciertos aspectos de nuestra vida como el trabajo, el estudio o el encuentro con amigos y familiares. A la vez, también es interesante ver cómo la tecnología nos permite vincularnos de nuevas y diferentes maneras con los gobiernos, que juegan un papel fundamental en esta situación, debido al poder de decisión que tienen.

Sucede que, poco después de que el contagio se esparciera en primer lugar por Asia, Europa, y Norteamérica, llegó el turno de que los mandatarios y líderes de América Latina se enfrenten a los desafíos que trae esta cuestión, adaptándose y concentrándose en las características propias que tiene esta parte del mundo. Así, en un lugar donde se encuentran alteridad, resistencia, subversión y creatividad -como lo sugieren  Milán y Tereré-, los líderes han tomado posiciones y estrategias muy disímiles entre sí, como en el caso de Argentina y Brasil. Como resultado, los habitantes de esos países han respondido de maneras distintas a cada una de estas estrategias. Mi propuesta es revisar estas estrategias y estas respuestas, para encontrar cómo se dio el uso de la tecnología en cada ocasión y pensar en cuales situaciones se distinguen las características que hacen de la región un lugar tan particular. Para eso, creo que es conveniente revisarlas caso por caso.

 

Argentina

Este país fue uno de los primeros en decretar un aislamiento obligatorio, que aplicó para el total del territorio nacional y sólo tuvo como excepción a aquellos considerados “personal de servicio esencial”, como el personal médico o aquellos ligados a la producción y comercialización de alimentos y medicamento. La tecnología jugó un rol principal para la gestión del gobierno: cada transmisión en televisión para comunicar las medidas elegidas se vio reforzada por una fuerte campaña de concientización en redes sociales, con indicaciones sobre qué podían hacer los ciudadanos para evitar los contagios. Un dato interesante es el aprovechamiento de la emergente red social Tik Tok: allí, la cuenta del Ministerio de Salud de Argentina publica consejos para evitar el contagio con un mensaje simple y sencillo, mayormente dirigido a jóvenes, que es el grupo que mayor actividad tiene en esa red.

El gobierno argentino también utilizó la tecnología para desarrollar una aplicación para smartphones, como sucedió en otras partes del mundo. En este caso se trata de CuidAR, una aplicación de descarga obligatoria para quienes requieran el permiso de circulación, que da un autodiagnóstico basado en los síntomas que indique el usuario. Sin embargo, ante la aparición de esta aplicación, los expertos explican que podría no tener el resultado esperado, ya que no queda claro qué hace el gobierno con los datos que se recolectan, o cómo se usan. Además, como la aparición de síntomas podrían restringir el permiso, algunos usuarios podrían optar por simplemente mentir al ingresar esos datos. Falta ver cuál es el futuro de la aplicación, que ya es blanco de críticas por vulneración a la privacidad, pero su diagnóstico no es muy optimista.

Por otro lado, los argentinos y las argentinas también supieron aprovechar la tecnología. Gran parte de la población, aquellos que cuentan con un dispositivo con acceso a internet, aprovecharon este medio para continuar con sus trabajos, clases, reuniones y obligaciones. Sin embargo, no sólo se usaron para eso, sino también para mantener contacto con el gobierno y expresar tanto su apoyo como su disconformidad. Un ejemplo de esto es el uso de Twitter, que se convirtió en el lugar principal para organizar muestras de apoyo hacia el personal de salud: así nacen los aplausos desde los balcones, cada día a las 21 hs como hora pactada.

Pero esos balcones también fueron escenario de otro tipo de expresiones, como las manifestaciones en contra de la misma decisión del gobierno. Sucede que, pasados más de 70 días desde la declaración del aislamiento, cierta parte de la población decidió manifestar quejas y malestar, alegando la defensa de cuestiones como la actividad económica y la caída del consumo. El modus operandi de la organización fue la misma que para el agradecimiento al personal de salud: otra vez las redes sociales en general y Twitter en particular fueron protagonistas. En la actualidad, esta movilización ha tenido respuesta, las demandas fueron escuchadas y se han flexibilizado algunos sectores del país para que parte de la población pueda volver a trabajar.

 

Brasil

El país vecino tuvo una respuesta institucional y poblacional distinta a los efectos de la pandemia. Desde el gobierno, la respuesta fue totalmente distinta a la argentina: su presidente ha calificado al virus como “un resfriadito” y no ha decretado ningún tipo de aislamiento, explicando que priorizaba la actividad económica en su lugar.

El gobierno hizo una campaña con este posicionamiento: con el hashtag #oBrasilNãoPodeParar, justificaba su postura por la negativa de detener la producción y la actividad laboral. La idea del gobierno, al parecer, era que la base de apoyo de Bolsonaro reproduzca y comparta el hashtag para demostrar apoyo a esta incitativa, apoyo que no se dio en redes ni por medio de la tecnología, sino en las calles, del modo habitual y sin respetar el aislamiento social. Allí también, el presidente se hizo presente.

Pero el uso del hashtag no fue solamente por parte del oficialismo brasileño. Del otro lado, también hubo -con mayor expansión y éxito- cierto activismo: con el slogan #ForaBolsonaro, que ya había sido usado anteriormente, alentado y difundido por referentes sociales, líderes de opinión y figuras opositoras, se dio respuesta a la campaña oficialista.

De un modo diferente, otra gran parte de la población de Brasil tuvo una respuesta distinta ante esta (in)acción por parte del gobierno nacional. Se trata de los habitantes de las favelas, quienes habitan zonas donde viven los sectores más económicamente empobrecidos de la sociedad brasileña. En Rocinha, Río de Janeiro, los habitantes empezaron a comunicarse por servicios de mensajería, como WhatsApp, para organizar una cuarentena “autogestionada”, que consistía en un horario límite para la circulación por la zona. En Paraisópolis, São Paulo, se creó la figura del “Presidente de Calle”: un vecino voluntario que se encarga de vigilar y dar apoyo a las 50 familias de su entorno más próximo, quien debe alertar si alguno de los habitantes que vigila presenta alguno de los síntomas, para así hacer más inmediata la atención médica.

En ambas zonas, además, los mismos vecinos junto a algunos voluntarios de distintas organizaciones entregaron los llamados “COVID-19 kits”, que incluyen tapabocas y jabón. La comunicación por servicios de mensajería sirvió para orientar y mejorar su distribución, fundamental para estos habitantes que -en su mayoría- tienen empleos informales y debido a esto la imposibilidad de continuar con ellos o recibir ingresos.

Teniendo en cuenta las características de este tipo de hogares, en los que suelen vivir 10 personas en construcciones de hasta 3 habitaciones -como menciona una activista en este reportaje-, sumado a la falta de información y reacción por parte del gobierno nacional, es necesario actuar. Así lo consideraron los voluntarios y vecinos, quienes decidieron compartir información sobre medidas de distanciamiento social y prevención de los contagios en un contexto en el que proveer información es de vital importancia. Aquí, nuevamente los servicios de mensajería jugaron un factor fundamental.

 

En conclusión

En conclusión, los casos de Argentina y Brasil nos permiten ver cómo la población suele responder, dentro de los vínculos gobernante-gobernados (es decir: los funcionarios en el poder y la ciudadanía), de distintas maneras ante las decisiones que tome el gobierno. A veces apoyándolo, a veces manifestándose en contra, pero siempre reaccionando, lo que demuestra que existe una ciudadanía involucrada.

El apoyo y el rechazo como expresión desde la población hacia los gobernantes varían en consecuencia de las decisiones que tomen y las acciones que elijan los mandatarios. De esta manera es posible notar diferencias ideológicas entre los grupos que las realicen, diferencias que se acentúan con más firmeza al analizar el contenido de las expresiones.

En Argentina, el descontento se manifiesta en demandas de carácter predominantemente económico. En Brasil, por otro lado, las demandas son por mejoras sanitarias. Lo destacable de la comparación entre ambos, es la forma en la que se involucran sus poblaciones: la ciudadanía se preocupa, decide comunicar y actúa en consecuencia: todo eso debido a la pandemia y gracias a la tecnología. El nuevo desafío es que, una vez superada esta situación, esa involucración y ese compromiso se mantenga. Ojalá así sea.

 

About the author

Julián Cordoba Pivotto is currently studying for a Political Science BA at Catholic University of Córdoba (UCC) in Córdoba, Argentina. He intermittently writes about comparative politics and federalism. Contact: juliancordoba11 [@] gmail.com